lunes, 6 de octubre de 2014

El eterno retorno de las kakistocracias

Leer a los columnistas argentinos de ahora es como revisar las secciones de opinión de la prensa venezolana de hace pocos años. Se siente la indignación ante un gobierno (el argentino) que está destruyendo las instituciones, acabando con la división de poderes, y que hunde al país en la crisis económica y social más profunda de la historia con el único objetivo de mantenerse en el poder. En Venezuela ya quemamos esa etapa, los cierres de medios de comunicación ya no son noticia, ahora los compran; y los casos de corrupción tampoco interesan a nadie, son lo común, nuestro día a día; es el sistema a través del cual nos movemos y que nos permite sobrevivir, precariamente. Alberto Medina Mendez, comunicador y articulista argentino, publica su artículo de esta semana titulado: “Ocultar el problema no lo resuelve”. Donde explica esa impenitente manía de los malos gobiernos de querer ocultar la realidad cuando no pueden o no saben manejarla. Aquí hemos superado ese estadio, ya los problemas son inocultables, hasta para el gobierno, y cuando eso sucede lo que queda es delegar la responsabilidad; es decir, el problema no existe, y si existe no es culpa de nosotros, sino de una conspiración internacional engranada con factores internos y que buscan, en último término, acabar con el gobierno. La escasez de productos es por el bachaqueo, la no-crisis económica es por la “guerra economica”, y la crisis del sistema de salud aún está en la fase de negación.

Es lo que hemos calificado aquí como el gobierno del “caradurismo” y que cuenta con ideas emblemáticas como la referente a la crisis aérea venezolana, enunciada por el ministro Graterol y que indicaba que la crisis aérea venezolana se debía a la desviación de vuelos hacia Brasil por el mundial de fútbol del 2014. O la de Rafaél Ramirez diciendo que “la economía venezolana se mantiene invulnerable” contrastando con el que sí fue titular de varios diarios y que indica que la S&P bajó la calificación a Venezuela a “CCC+” por la alta inflación y una posible contracción en la economía del 3,5%, para el 2014.

Todo esto avala la tesis de que Venezuela ha configurado un nuevo y eficiente modelo para que un gobierno, sin importar lo malo que sea, pueda mantenerse indefinidamente en el poder. Es un modelo de exportación que está teniendo muy buena aceptación en países de la región; lo vemos por sus noticias y por las alarmas que encienden intelectuales y académicos. Todo esto, rescatando algunas estrategias intimidatorias del exitoso modelo cubano, y que han sabido adaptar a una economía con altos ingresos petroleros.

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