Leer
a los columnistas argentinos de ahora es como revisar las secciones
de opinión de la prensa venezolana de hace pocos años. Se siente la
indignación ante un gobierno (el argentino) que está destruyendo
las instituciones, acabando con la división de poderes, y que hunde
al país en la crisis económica y social más profunda de la
historia con el único objetivo de mantenerse en el poder. En
Venezuela ya quemamos esa etapa, los
cierres de medios de comunicación ya no son noticia,
ahora los
compran; y los
casos de corrupción tampoco interesan a nadie,
son lo común, nuestro día a día; es el sistema a través del cual
nos movemos y que nos permite sobrevivir, precariamente. Alberto
Medina Mendez, comunicador y articulista argentino, publica su
artículo de esta semana titulado: “Ocultar
el problema no lo resuelve”. Donde explica
esa impenitente manía de los malos gobiernos de querer ocultar la
realidad cuando no pueden o no saben manejarla. Aquí hemos superado
ese estadio, ya los problemas son inocultables, hasta para el
gobierno, y cuando eso sucede lo que queda es delegar la
responsabilidad; es decir, el problema no existe, y si existe no es
culpa de nosotros, sino de una conspiración
internacional engranada con factores internos y
que buscan, en último término, acabar con el gobierno. La
escasez de productos es por el bachaqueo, la
no-crisis
económica es por la “guerra economica”, y
la crisis
del sistema de salud aún está en la fase de negación.
Es
lo que hemos calificado aquí como el gobierno del “caradurismo”
y que cuenta con ideas emblemáticas como la referente a la crisis
aérea venezolana, enunciada por el ministro Graterol y que indicaba
que la crisis aérea venezolana se debía a la desviación
de vuelos hacia Brasil por el mundial de fútbol del 2014.
O la de Rafaél Ramirez diciendo que “la
economía venezolana se mantiene invulnerable”
contrastando con el que sí fue titular de varios diarios y que
indica que la S&P
bajó la calificación a Venezuela a “CCC+”
por la alta inflación y una posible contracción en la economía
del 3,5%, para el 2014.
Todo
esto avala la tesis de que Venezuela ha configurado un nuevo y
eficiente modelo para que un gobierno, sin importar lo malo que sea,
pueda mantenerse indefinidamente en el poder.
Es un modelo de exportación que está teniendo muy buena aceptación
en países de la región; lo vemos por sus noticias y por las alarmas
que encienden intelectuales y académicos. Todo esto, rescatando
algunas estrategias intimidatorias del exitoso modelo cubano, y que
han sabido adaptar a una economía con altos ingresos petroleros.