Este gobierno nos ha graduado a todos
de economistas. El desastre económico que se ha intensificado estos
últimos meses es tan profundo que nos ha puesto a indagar a todos
sobre sus causas, efectos y posibles soluciones.
El
problema de CADIVI ya es viejo, así como de los distintos
sistemas y marañas que ha tratado de implementar este gobierno para
“fortalecer la moneda” y evitar la fuga de capitales, cuando lo
que está logrando es precisamente lo contrario. Lo nuevo en estos
momentos es la profunda brecha que se ha abierto entre el precio del
dólar oficial y el precio del dólar en mercados paralelos,
diferencial
cambiario sin precedentes en Venezuela, nunca antes visto. Este
problema no se va a solucionar con ningún tipo de sistema
regulatorio que ponga cortapisas para la adquisición de moneda
extranjera a un precio regulado y muy por debajo del que establece la
oferta y demanda, ya que el altísimo precio de la moneda en el
mercado negro no responde sólo a una escasez o insuficiencia en la
oferta de dólares en relación a la demanda del país, sino también
a un clima político sumamente inestable que sólo genera
incertidumbre a cualquier persona que quiera invertir
un dólar en Venezuela. Desde hace años, no desde ahora, la
cantidad de dólares que ingresan al país es insuficiente para
atender el gasto público y la demanda de las empresas privadas y de
personas; lo cual obliga al gobierno a hacer dos cosas, o disminuir
el gasto público, lo cual no ha hecho ni hará porque siempre
estamos en elecciones o sorteándonos alguna jugada política, o
establecer mecanismos para ampliar la cantidad de dólares que
ingresan al país, bien sea a través del petróleo o (mejor aún) a
través de otros medios de generación de divisas. El aumento de la
producción petrolera sigue siendo una utopía y lo segundo, algo
totalmente imposible con el discurso amedrentador actual del
gobierno. Lo único que les ha quedado es seguir hipotecando el país
buscando préstamos afuera que le permitan correr la arruga
ofreciendo petroleo más allá de la duración de este período
presidencial, lo cual por cierto debería ser ilegal, y quemar las ya
mermadas
reservas internacionales.
Qué soluciones visualizo yo en el
corto plazo para el tema CADIVI y que tendrían que estar enmarcadas
en una serie de medidas mucho más profundas y complejas por las
cuales pasa, seguramente, un cambio en el discurso y en la acción
política; primero, establecería un tipo de cambio a un precio más
real (es decir, algún punto entre el dólar oficial y el paralelo)
para algunos de los rubros para los cuales aplica actualmente CADIVI,
como por ejemplo los cupos viajeros y cualquier otra cosas que no sea
de primera necesidad; lo cual podría permitir, incluso, aumentar
ligeramente los límites de consumo para estos rubros que no son de
primera necesidad, podrían salir más dólares pero al mismo tiempo
el gobierno obtendría más bolívares por cada dólar que salga.
Protegería la cantidad de dólares que egresan a precio de 6,3Bs
sólo para productos y servicios de primera necesidad, tales como
medicinas y comida, entre otras cosas. Segundo, eliminaría
esa ridícula restricción de que no se pueda hablar de un precio del
dólar distinto al oficial, nadie lo respeta y más bien aumenta
la incertidumbre sobre el valor del mismo, en este respecto es bueno
hacerle saber al gobierno que la peor ley es la que no se puede
aplicar. Y por último, ampliaría la cobertura de CADIVI para que
atienda la demanda de dólares al sector productivo y comercio del
país a la tasa que sea fijada y dejaría por fuera todos esos
inventos post-cadivi para la liquidación de divisas. Obviamente,
tendrían que establecerse y aplicarse todas las medidas de
fiscalización y control para que las empresas que reciban éstos
dólares(no otras) los usen para lo cual fueron aprobados.
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