Con
tantas carencias que tenemos actualmente en Venezuela (desde la
escasez
de alimentos
y productos
básicos,
pasando por la crisis
del sistema de salud
y hasta llegar a la crisis
del sistema eléctrico nacional),
hablar del deterioro en los sistemas que sostienen el servicio de
Internet pareciera algo superfluo; sin embargo, hay gente para todo,
y algunos de ellos trabajan para la Internet
World Stats,
una organización internacional sin fines de lucro que se encarga de
recoger y analizar todos los datos y estadísticas relacionadas con
la penetración de Internet en todos los países, velocidades de
conexión, número de usuarios y cualquier otro dato que pudiera ser
de interés en el análisis del impacto de las Tecnologías de la
Información y Comunicación en el planeta. Según datos
recientemente publicados por dicha organización, Venezuela reposa en
el último lugar de Suramérica en lo que refiere a velocidad de
acceso a Internet, con
una velocidad promedio de 1,7 Mbps, por debajo de Bolivia, que se
estanca en el segundo lugar con una velocidad promedio de 1,85 Mbps.
Podríamos
reflexionar ampliamente sobre la evolución de las tasas de velocidad
en el planeta desde que Internet se comenzó a popularizar a finales
de los años 90 y cómo una tasa promedio de menos de 2 Mbps fue
superada en Asia hace más de 10 años; sin embargo, la calidad del
servicio de Internet, además de la velocidad de acceso implica
muchas cosas más, podríamos resumir varias de ellas con la palabra
“estabilidad”. Como es un elemento multifactorial es difícil
ponderarlo para poder hablar en términos numéricos de la
degradación en la estabilidad del servicio de Internet en Venezuela,
mucho más cuando los referentes son estas organizaciones
internacionales que sólo pueden manejar datos externamente medibles
o provistos por organismos públicos de cada país. Podremos imaginar
la puntualidad de Venezuela al proveer estas cifras relacionadas con
Internet, cuando las
cifras de inflación publicadas por el BCV y por mandato
constitucional, no llegan.
La
crisis en la estabilidad del servicio de Internet en Venezuela toca
muchos puntos, a las empresas de telecomunicaciones públicas y
privadas, a los usuarios caseros y empresas, y a los medios de acceso
inalámbricos y por cable. Sus causas son muchas, la falta de oferta
y de competencia, lo cual desemboca, inexorablemente, en un
desincentivo por parte de las empresas en tratar de ofrecer un mejor
servicio; y la
falta de dólares que afecta todos los ámbitos de la vida nacional
y que las empresas de telecomunicaciones necesitan para poder
importar nuevos equipos o hacer mantenimiento a las plataformas
existentes, por nombrar las más evidentes. Lo que sí es cierto y
entendemos todos los que pasamos gran parte del tiempo en la web, es
que Venezuela tiene uno de los servicios de Internet más pobres del
planeta, no solo de Suramérica. La estabilidad del servicio es
pésima, en los proveedores públicos y en los privados, en el acceso
alámbrico y en el inalámbrico o móvil. Las empresas privadas se
desgastan en luchas legales para las autorizaciones de operación en
los canales de comunicación que requieren, el resto de sus energías
las queman logrando las tramitaciones de divisas necesarias para
poder operar aunque sea mínimamente, y todo esto bajo la amenaza
constante de expropiación, cierre, o una venta imprevista por parte
de los grupos económicos que están detrás de estas corporaciones y
que, lógicamente, buscan
defender sus intereses
en un país donde las leyes cambian todos los días y nadie las
respeta.
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